Factfulness, Hans Rosling

Resulta habitual que en la prensa, e incluso en muchos foros y debates económicos y sociológicos, se lancen mensajes y conclusiones tremendamente pesimistas sobre el devenir del mundo. Para Hans Rosling (Upsala, Suecia; 1948 -2017), esta visión tan fatalista del mundo la causan 10 instintos del ser humano que hacen que veamos el mundo de una forma distorsionada.
En Factfulness, Rosling expone datos y estadísticas para explicar cómo estos 10 instintos humanos hacen que malinterpretemos la realidad y, en segundo término, nos presenta una nueva visión del mundo —mucho más positiva— una vez conseguimos eliminar estos sesgos.
Los 10 instintos de Rosling que perturban nuestra visión de la realidad son: el instinto de polarización, el instinto de negatividad, el instinto de la línea recta, el instinto del miedo, el instinto del tamaño, el instinto de generalización, el instinto del destino, el instinto de la perspectiva única, el instinto de la culpa y el instinto de urgencia.
Estas inclinaciones hacen que la mayoría —expertos y líderes incluidos— contestemos de manera equivocada a las preguntas más básicas sobre qué está pasando en el mundo: ¿qué porcentaje de la población mundial vive en la pobreza? ¿Cuántas niñas terminan la educación básica? ¿Cuánta gente en el mundo tiene acceso a la electricidad? Pero, sobre todo, ¿cuáles son las tendencias? ¿Vamos a mejor o a peor? Aterra pensar que muchas decisiones trascendentales a nivel político y empresarial se toman sobre premisas erróneas.
Probablemente, el ejemplo más chocante —y el que más puede cambiar nuestra perspectiva del mundo— es la división, en cuatro grupos, que Rosling hace de la Humanidad según su nivel de renta. De esta forma, Rosling demuestra con sus datos que la dualidad países desarrollados–países en desarrollo ya no existe, aunque sí existen todavía grandes diferencias entre unas personas y otras.
Así, Rosling presenta cuatro categorías. Las personas del nivel 1 viven con menos de dos dólares al día, deben recorrer a pie varios kilómetros para poder disfrutar de agua potable y comen, con suerte, la misma comida —que ellos mismos cultivan— todos los días. En esta situación se hallan 1.000 millones de personas de las 7.000 millones que habitan el planeta.
3.000 millones de personas viven en el nivel 2. Con una renta diaria de entre 2 y 8 dólares al día, estas familias pueden llegar a permitirse una bicicleta como medio de transporte y comprar algo de comida en el mercado.
El siguiente nivel, el 3, lo componen 2.000 millones de personas. Su renta puede ir de los 8 a los 32 dólares diarios, lo que hará que una familia pueda adquirir una motocicleta y tal vez un frigorífico para almacenar algo de comida. También tendrá acceso a agua corriente, aunque sea fría.
Los otros 1.000 millones de habitantes del planeta nos hayamos en el nivel 4. Nuestra renta de más de 32 dólares diarios nos permite comprarnos un coche, tener agua caliente e ir a comer a un restaurante al menos una vez al mes.
Aunque desde nuestra posición de nivel 4 pueda parecer que la diferencia entre los otros 3 niveles es pequeña, pasar de un nivel al superior conlleva cuadriplicar tu renta. O, dicho de otro modo, pasar de un nivel al siguiente es un esfuerzo de toda una generación.
Factfulness es un libro, pero también una visión de la realidad. Muy útiles ambos en estos tiempos de polarización política, social e incluso cultural.