El mejor libro que he leído sobre management: Outsiders
Actualizado: 2 jun 2022

Will Thorndike ha escrito el mejor libro sobre management que he leído hasta ahora. Outsiders analiza la trayectoria de los ocho Consejeros Delegados que superaron con creces el rendimiento del -para muchos- mejor CEO de la Historia, Jack Welch. Y al mismo tiempo, destroza en pedazos el paradigma de líder ideal: ese CEO carismático tipo Steve Jobs o Elon Musk capaz de ensimismar a cualquier audiencia y a los analistas de Wall Street con su visión y su don de gentes.
En un intento de identificar al mejor CEO de los últimos cincuenta años, Thorndike descubrió que había un grupo de ejecutivos que habían batido tanto al mercado como a su competencia durante largos periodos de tiempo ―y en distintos ciclos económicos―: Bill Anders (General Dynamics), Warren Buffett (Berkshire Hathaway), Katharine Graham (The Washington Post Company), John Malone (TCI), Tom Murphy (Capital Cities Broadcasting), Henry Singleton (Teledyne), Dick Smith (General Cinema) y Bill Stiritz (Ralston Purina)
Estos ejecutivos hacían cosas totalmente distintas a los demás y, sin embargo, a pesar de que trabajan en industrias tan distintas como los servicios financieros, los productos de consumo o en empresas de defensa, los ocho reunían una serie de características muy comunes. La principal de ellas: su foco y su inteligencia en la asignación de los recursos de capital de sus compañías. Según Thorndike, el éxito de estos CEOs se basaba en que se centraban casi exclusivamente en optimizar los recursos de sus empresas.
Casi todos estos CEOs eran primerizos en el puesto y tenían un conocimiento escaso del sector cuando tomaron posesión del cargo. A pesar de ello, consiguieron una increíble rentabilidad durante grandes periodos de tiempo. ¿Qué hicieron para conseguirlo?
Como indicábamos, todos fueron grandes asignadores de capital, utilizaron inteligentemente los recursos de capital de la compañía y centraban en esto la mayor parte de su tiempo: recomprando acciones, adquiriendo otras empresas o reinvirtiendo en las operaciones del negocio. Curiosamente, todos compartían una política de nulos o bajos dividendos.
No ponían el foco en el crecimiento de la compañía, sino en la optimización del valor de sus acciones y en la generación de valor a largo plazo.
Todos basaban el performance de sus compañías en métricas ligadas al flujo de caja de la empresa.
Eran analíticos, frugales e independientes. Huían de grandes oficinas en lo alto de rascacielos y pasaban el menor tiempo posible en eventos o con asesores externos.
Ninguno era experto en algo concreto, sino que más bien aportaba un conocimiento holístico.
Por último, todos sin excepción apostaban por una estructura organizacional descentralizada, dando independencia a los responsables de las operaciones, y apostaban por un núcleo reducido de personas de confianza.
Sin duda, Outliers aporta una visión distinta del papel que desempeñan los CEOs en la aportación de valor de las compañías. Una lectura más que recomendada y una oportunidad excelente de aprender de las acciones de grandes líderes.